martes, 20 de febrero de 2018

Ucrania: Sin futuro para la juventud

Importantes universidades e instituciones educativas han decidido, una a una, prorrogar las vacaciones hasta la primavera. La primera en tomar esa decisión fue una de las principales instituciones educativas de Odessa, ejemplo que siguió la Universidad de Kiev Shevchenko. Y si Odessa tímidamente intentó explicar que se trataba de una respuesta ante la epidemia de sarampión, en Kiev, la universidad más antigua de Ucrania abiertamente admitió que no tiene dinero para pagar la luz y la calefacción.

Así que la administración decidió mandar a los estudiantes a casa y continuar la instrucción “en modo telemático”, aunque no haya ninguna oportunidad real de implementar ese plan. Los estudiantes de la Shevchenko recibieron una lista de literatura recomendada, una serie de textos preparados y el deseo de que los estudiaran en casa. “Las universidades deciden cuánto enseñan en clases presenciales según su presupuesto”, afirmó la ministra de Educación Lilia Hrinevich para defender la decisión y sugiriendo que el Gobierno apoya y favorece que las universidades cierren temporalmente.

“Esto es una verdadera derrota, una vergüenza y una tragedia. Ahora no voy a escribir que, ni siquiera en los difíciles años 90 no pasó esto y esta es una de las mejores universidades de Ucrania”, comentó el “joven reformista” y exdiputado Egor Firsov. Los estudiantes no verán compensado este tiempo libre en forma de las clases que han pagado. Además, según los propios estudiantes, la decisión se planteó inicialmente en septiembre. Otras fuentes dicen que fue incluso antes, en primavera del año pasado. La idea de extender las vacaciones de invierno para que fueran como las de verano nació entonces. Teniendo en cuenta el coste de la calefacción y lo que suponía para el maltrecho presupuesto, la administración decidió ahorrar dinero en los estudiantes, alegando que a ellos no les importa extender las vacaciones y estudiar “a distancia”: es una técnica avanzada y prometedora que cumple al completo la letra y el espíritu de nuestras progresistas reformas educativas.

Hay que decir que esas mentirosas afirmaciones no están tan lejos de la realidad: el objetivo de la “reforma educativa” que se ha realizado en Ucrania después de Maidan se ha reducido a las “políticas de austeridad” a expensas de los intereses de los estudiantes. La ironía es que esas políticas aprobadas se utilizan habitualmente en la lucha por el poder. Eso comenzó a principios de esta década, cuando los partidos de la oposición y los fondos de inversión extranjeros promocionaron la campaña de protestas contra el ministro “anti-ucraniano” Dmitry Tabachnik.

Posteriormente, los estudiantes jugaron un papel importante en la movilización de Euromaidan. A modo de agradecimiento, los ministros “demócratas” han reducido de forma dramática las partidas para educación superior, han logrado una completa comercialización y posteriormente, ha eliminado gran parte de las becas de estudio. Según la decisión del Ministerio de Finanzas, solo recibirán becas el 25% de los estudiantes. Para 2020, el número quedará reducido al 15%. Esto también se explica y se justifica como política de ahorro. Sin embargo, según los estudiantes, el actual estipendio mensual de 925 grivnas [poco más de 30 dólares al cambio actual-Ed] solo deja unas tres grivnas al día para comer. Es poco más que nada.

Sin embargo, esta política de recortes sin precedentes no ha dado lugar a protestas masivas en universidades e institutos del país. Las organizaciones estudiantiles que participaron en las protestas contra Tabachnik se encuentran en un estado de decadencia y estancamiento y ni los socios públicos ni fondos extranjeros animan a que haya protestas contra el patriótico liderazgo del Ministerio de Educación. Cualquier protesta contra el ministerio de Lilia Grinevish se considera ahora nociva e inoportuna. El periodista de Ukrainskaya Pravda Alexey Bratuschak, por ejemplo, abiertamente descalificó a los estudiantes por querer protestar “por cuarenta euros”. “Hay que ahorrar en todo, también en educación”, escribió el periodista, cínicamente recordando que nadie ha muerto de hambre por no tener beca.

Es una triste pero instructiva imagen: los estudiantes antes utilizados acaban en la basura como algo innecesario. El Gobierno ucraniano es incapaz de dar a la gente joven trabajo y derechos sociales y la población con educación superior es cada vez más innecesaria. La desindustrialización de los últimos años ha reducido de forma significativa la demanda de especialistas en una gran cantidad de compañías que hasta ahora eran consideradas básicas para la economía nacional y la crisis devalúa gradualmente el trabajo de categorías enteras de empleados públicos: entre ellos están los profesores.

“Para ser sinceros, ni para vosotros ni para mí es necesario vuestro diploma”, afirmó abiertamente el primer ministro Groisman en un encuentro con estudiantes hace un año. El Gobierno ha animado a la juventud y a la población trabajadora a emigrar para trabajar, para reducir así el peso del gasto social. Aunque los expertos avisan de que es una forma deliberada de privar al país de perspectivas de futuro.

Empobrecidos y resentidos, los estudiantes rápidamente se acostumbraron a ser extras en el nuevo Maidan, con los mismos eslóganes de lucha por la nación y las reformas.

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